Cristo está conmigo cuando trabajo
Cuando vayas a segar o cuando te pongas el azadón al hombro, llévate a Cristo contigo, repitiendo en tu mente: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador (pecadora)!”.
Si trabajas en un taller y utilizas herramientas como el martillo, la sierra o el yunque, o si eres constructor o carpintero, o si tienes cualquier otro oficio, cada vez que golpees el metal con el martillo o cortes la madera con el serrucho, repite: “¡Señor Jesucristo…!”. Cuando vayas a segar o cuando te pongas el azadón al hombro, llévate a Cristo contigo, repitiendo en tu mente: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador (pecadora)!”.
Si, trabajando en el monasterio, mantenemos en nuestra lengua la “Oración de Jesús”, en nuestra mente la visión de Dios y en el corazón la sed de Él, seremos verdaderos hijos Suyos. Que el corazón no deje de orar. “Oremos sin cesar”, como dice el Apóstol.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 259)