Palabras de espiritualidad

¿Cuándo aprenderás a amar a tus enemigos?

  • Foto: Valentina Birgaoanu

    Foto: Valentina Birgaoanu

Si amaras a todos los demás como a Cristo, dejarías de ver sus errores y juzgarlos por sus faltas.

Cristo dijo: “Amaos los unos a los otros”. “Amad a vuestros enemigos”, esa es la respuesta.

No importa cuántos defectos tenga, el sacerdote posee el don de absolverte. Lo importante es evitar, a toda costa, juzgar al clero. La Iglesia debe ser entendida y caracterizada por medio de las palabras del Señor. No hubo nadie que partiera a servir y divulgar la doctrina del Señor, sin las palabras del Señor. Pero he aquí que en transcurso ocurrieron muchas cosas: por ejemplo, Pedro negó a Cristo. Pero esto no significa que la enseñanza cristiana no fuera verdadera. Posteriormente, Pedro habría de alzarse mucho más allá de su propia caída.

“¡Dios nos ama más de lo que podría odiarnos el demonio!”. Este es un llamado extraordinario que tenemos que hacer nuestro.

Mira lo que te digo: ¡tú mismo eres culpable de que el otro sea culpable! ¡Esta es la respuesta! Es decir que tienes que amarlo, tienes que evitar odiarlo. Y, por tu postura moral, por tu postura de cristiano, la Gracia de Dios vendrá y ayudará al otro, aunque tú mismo no le hayas dicho ni una palabra, pero sí que tuviste el valor de apreciarlo, sin odiarlo —al menos—, y con esto lo ayudaste enormemente: “¡Señor, apiádate de él!”. ¿Has empezado a amar a tu enemigo? ¡No te aísles! Este dedo, el meñique, que pareciera no tener ninguna importancia, tiene un valor inmenso para la estructura del ser humano. Si amaras a todos los demás como a Cristo, dejarías de ver sus errores y juzgarlos por sus faltas.

(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Cuvânt despre bucuria duhovnicească, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003,  pp. 195-196)