Palabras de espiritualidad

Cuando Dios perfecciona nuestro arrepentimiento…

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡Nosotros le mostramos a Cristo nuestra disposición, nuestro deseo de arrepentirnos, y Él nos abre la puerta de la contrición!

Lo gélido del pecado nos ha paralizado las manos, de tal forma que no podemos abrir por nosotros mismos la puerta del arrepentimiento y así alcanzar la salvación. Es decir que deseamos salvarnos y arrojar lejos el yugo del pecado, pero nos reconocemos impotentes para ello, porque nuestras faltas nos han atrofiado por completo (“estaba muerto”, dice Cristo sobre el hijo pródigo; Lucas 15, 32). ¿Y qué es lo que pasa? ¡Que nosotros le mostramos a Cristo nuestra disposición, nuestro deseo de arrepentirnos, y Él nos abre la puerta de la contrición!

¡Nosotros damos inicio al arrepentimiento, y Dios lo perfecciona! ¡El hombre da un paso, y Dios da miles de ellos! Sin embargo, para que Él dé esos miles de pasos, será necsario que nosotros demos el primero. Es decir que debemos encender, a la entrada de nuestro corazón, la “luz verde”, para que la acción de Dios en nosotros pueda pasar y desarrollarse.

En otras palabras, cuando Dios, nuestro Padre, ve la disposición para el arrepentimiento que hay en lo profundo de nuestro corazón, se queda en “estado de alarma”, observando desde una esquina nuestros movimientos, y, cuando considera que es el caso, Su omnisciencia interviene para llevarnos de vuelta a Sus brazos. Cuando vio el corazón de aquella samaritana y sus pecados, el Señor vino inmediatamente a Samaria, para encontrarse con ella (Juan 4, 1-38), Cuando vio el corazón del emperador Constantino el Grande, lo llamó con el signo de la Cruz. Cuando vio el corazón de María, una mujer que vivía de forma licenciosa (y quien más tarde habría de convertirse en Santa María de Egipto), la llamó, a Su manera y en el tiempo propicio. Y ninguno de los que fueron llamados se opuso, porque antes Él había “leído” lo que había en sus corazones.

(Traducido de: Arhimandritul Vasilios BacoianisDuhovnicul și spovedania, Editura Tabor, București, 2012, p. 11)