Cuando el alma está llena, pero la vida... vacía
No se intranquilicen, sigan avanzando como hasta ahora, esforzándose, en la medida de sus posibilidades, en la oración a nuestro Señor Jesucristo. No sean avaros al ofrecer su amor a los demás, porque esto es precisamente lo que los llevará hacia Aquel que es el amor mismo y todo amor.
Algunas veces no encuentras respuestas al estado en que te hallas: tu alma está llena, pero tu vida, vacía. Esta contradicción puede explicarse muy simplemente. Se trata del sentimiento y el deseo poderoso de alcanzar al Señor, en cuyo camino aparecen diversas insignificancias: el cuerpo, la tiranía de los sentidos, la falta de amor al Señor... es decir, la falta de todo eso que Él nos pide y por medio de lo cual es glorificado en Sus hijos, eso que es precisamente lo que distingue a Sus discípulos de todos los demás.
En resumen, de momento tu esperanza y añoranza son mayores que tu amor real y practicante; tu entusiasmo es mayor que lo que efectivamente haces... tu alma está llena, pero tu vida, vacía.
Esta explicación no busca, de ninguna manera, disminuir tu esfuerzo, sino sólo demostrar la diferencia entre una cosa y otra. No te intranquilices, sigue avanzando como hasta ahora, esforzándote, en la medida de tus posibilidades, en la oración a nuestro Señor Jesucristo. No seas avaro al ofrecer tu amor a los demás, porque esto es precisamente lo que te llevará hacia Aquel que es el amor mismo y todo amor.
(Traducido de: Sfântul Inochentie al Penzei, Viața care duce la Cer, traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2012, pp. 85-86)