Cuando nos hacemos partícipes del amor de Dios a la humanidad
Dios nos pide que nos hagamos semejantes a Él, y eso solo es posible cuando perdonamos.
¿Cómo respondemos al amor de Dios y al perdón que nos ofrece? Perdonando a nuestro semejante. Dios no espera nada más de nosotros, a cambio Su amor y Su perdón. Lo único que quiere es que cada uno de nosotros, por nuestra parte, hagamos lo mismo con nuestros hermanos. Si en algo podríamos parecernos a Dios, es en el poder de perdonar.
Nosotros no somos el alfa, como Dios, ni todopoderosos, ni la Luz, ni la Verdad, ni el Camino. Somos … no somos nada. Somos… ¡Polvo, eso es lo que somos! Pero Dios nos pide que nos hagamos semejantes a Él, y eso solo es posible cuando perdonamos. El poder de perdonar es una virtud divina. Perdonando a quienes nos ofenden, nos hacemos partícipes del amor con el que Dios ama al mundo.
(Traducido de: Ieromonahul Savatie Baștovoi, A iubi înseamnă a ierta, Editura Cathisma, București, 2010, pp. 70-71)