Cuando nuestro hijo pierde el interés en la escuela…
Lo que hacemos es imponerle una conducta y le transmitimos que lo que está haciendo no está permitido, porque “somos una familia cristiana, porque vamos a la iglesia”. “¿Cómo es posible que seas tan perezoso con las cosas de la escuela? ¿Por qué no te pones a leer?”. Y perdemos el tiempo con toda clase de consejos, en vez de tratar de entender qué es lo que realmente pasa con nuestro hijo.
Usualmente, los padres suelen crearse expectativas demasiado elevadas en lo que respecta a las lecciones y las tareas de sus hijos.
Ciertamente, es muy común que los padres le exijan al hijo más de lo que este puede dar. También sucede que los padres insisten una y otra vez en determinado aspecto o situación, viendo que su hijo demuestra alguna falta de interés en las cosas de la escuela. Y, viendo que hay asuntos que le resultan difíciles, lo más común es obviar también sus cualidades.
Lo que tenemos que hacer todos, como padres, es, en vez de escudriñar buscando causas, entablar un diálogo con nuestro hijo, para conocer lo que hay en su corazón. Pero, desafortunadamente, la mayoría de veces lo que hacemos es imponerle una conducta y le transmitimos que lo que está haciendo no está permitido, porque “somos una familia cristiana, porque vamos a la iglesia”. “¿Cómo es posible que seas tan perezoso con las cosas de la escuela? ¿Por qué no te pones a leer?”. Y perdemos el tiempo con toda clase de consejos, en vez de tratar de entender qué es lo que realmente pasa con nuestro hijo. Aconsejamos y prohibimos, o explicamos antes de entender qué pasa, por qué motivo nuestro hijo ha ido perdiendo el interés en la eseuela.
Todo esto requiere dialogar, conversar. Ante todo, son cosas que no pueden ser soslayadas en nombre de la fe. Nadie, mucho menos los cristianos, deja de ser hombre, ni de someterse a las leyes humanas, y esto lo sabemos desde nuestra propia familia, desde el cansancio que acumulamos muchas veces, desde nuestro medio profesional, donde no somos como quisiéramos ser. Con mayor razón, entonces, estas cosas suceden con un niño en pleno desarrollo.
(Traducido de: Părintele Vasile Thermos, Sfaturi pentru o creștere sănătoasă a copiilor, Editura Sofia, p. 256-257)