Palabras de espiritualidad

¿Cuánta paciencia...?

    • Foto: Oana Nechifor

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Translation and adaptation:

A semejanza del cálido aire de primavera, el amor derrite la maldad y lleva la floración a donde antes dominaba el terrible rigor del invierno.

La primera característica del amor es la paciencia (I Corintios 13, 4). Sobre esta, San Juan de Kronstadt dice, lleno de razón, que: “soporta voluntariamente la pobreza, la turbación y el esfuerzo, los insultos, las humillaciones, los defectos del prójimo y sus pecados e injusticias, si no afectan también a otros. El que es paciente y manso se preocupa por las debilidades y maldades de los demás, pero dejando el juicio a Dios Todopoderoso... y le pide a Él que ilumine a los que viven en la oscuridad de las pasiones”. “Aquel que ama a su semejante, en palabras de San Tikón de Zadonsk, no se venga por las ofensas recibidas, sino que con bondad lo sufre todo, orando por quien le hace el mal. La venganza y el devolver mal con mal es atributo del odio, no del amor.”

El amor sabe solamente una cosa: amar tanto a amigos como a enemigos, rebosando todas sus bondades aún sobre aquellos cuyo corazón es prisionero de la maldad. A semejanza del cálido aire de primavera, el amor derrite la maldad y lleva la floración a donde antes dominaba el terrible rigor del invierno.

Se cuenta, a propósito del anciano Isidoro, presbítero de una ermita, lo siguiente: cuando venía cualquier stárets a quejarse de que en el monasterio había algún monje desobediente y malintencionado, el anciano simplemente decía: “Tráemelo aquí”. Y lo recibía en su humilde celda, en donde, con muchísima paciencia, lo volvía al camino de la salvación.

(Traducido de: Arhimandritul Serafim Alexiev, Dragostea - Tâlcuire la Rugăciunea Sfântului Efrem Sirul, Editura Sophia, p. 70)



 

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