Antiguamente, en las facultades de teología se utilizaba con asiduidad el manual de filosofía del gran profesor Emilian Vasilescu. En cierta ocasión, este les dijo a sus estudiantes de (la ciudad de) Sibiu: «Toda mi vida busqué una definición para el hombre y el alma humana, y no la encontré sino después de haber leído cientos de tratados de otros tantos filósofos, en un libro completamente aparte, el Eucologio, que es como el breviario que acompaña todo el tiempo al sacerdote. Ahí, en en uno de los cánticos del oficio del entierro, dice: “Soy la imagen de Tu inefable Gloria, aunque llevo conmigo las heridas de los pecados”».

En otras palabras, Dios busca constantemente esa identificación con nosotros. Yo agregaría esta idea formulada por San Macario de Egipto, quien dice que, durante el Juicio Final, Cristo buscará que hay de Él en nuestra alma.

(Traducido de: Preotul Constantin Necula, Alexandru Rusu, Farmacia de cuvinte, Editura Agnos, Sibiu, 2014, pp. 153-154)