Lo mismo hizo Adán culpando a Eva y esta a la serpiente... ¡No!

Debes culparte solamente a ti mismo y a tu indigna voluntad: “Si quieres culpar a alguien, cúlpate a ti mismo”, dice San Juan Crisóstomo (Homilía 51 sobre San Mateo). Y también aquel que nos dejó los Proverbios: “Justo es ese que se señala solamente a sí mismo” (Proverbios 18, 17). “A sí mismo” dice, no “a los demás”.

No sea que, buscando disminuir tus pecados al confesarte, termines multiplicándonos, al agregar también la condena a los demás. San Juan Climaco nos recomienda qué es lo que debemos decirle a nuestro confesor: “Grita y no te avergüences: ¡Mía es es la herida, Padre, provocada por mi propio descuido y no por alguien más! ¡Nada ni nadie más es culpable, sino mi propia negligencia!”.

(Traducido de: Sfântul Nicodim Aghioritul, Carte foarte folositoare de suflet, Editura Fotini, 2007, p. 161)