Darle todo a Dios, porque Él nos da todo
¡Vivir cristianamente, y nada más! Así es como debe encontrarnos la muerte. Ser capaces de decir: “¡Señor, te he entregado toda mi vida!”.
¿Acaso podemos culpar a Cristo por no habernos dado más? ¡A ninguna madre se le puede acusar de no haberles dado lo suficiente a sus hijos! Tu mamá, en verdad, te dio todo lo que podía ofrecer. Incluso su propia sangre. No puedes señalarla por lo que no te pudo dar. Entonces, ¿cómo atrevernos a reprocharle algo a Dios, Quien creó la sangre, y la leche de la madre, y también al hijo…?
Tenemos tantos ejemplos, a cuál más claro, que no hay excusa para semejante osadía. ¡Vivir cristianamente, y nada más! Así es como debe encontrarnos la muerte. Ser capaces de decir: “¡Señor, te he entregado toda mi vida!”. Estos son los modelos que debe seguir todo cristiano.
(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Despre armonia căsniciei, Editura Elena, Constanța, 2013, pp. 47-48)