De cómo los padres transmiten la fe y la devoción a sus hijos
La fe, la oración, el temor de Dios son cosas muchísimo más valiosas que cualquier bien material.
El niño debe participar en las oraciones de la mañana y de la noche que se hacen en familia. Además, debe asistir con frecuencia a la iglesia y comulgar lo más seguido posible. Es importante, también, que escuche los diálogos y las conversaciones espirituales que se sostienen en el hogar. No es necesario que también él hable: escuchando lo que los demás miembros de la familia dicen, irá entendiendo de qué se está hablando con tanto fervor y respeto.
En lo que respecta a los padres, estos deben hacer todo lo posible porque, cuando el hijo crezca y madure, sea consciente del hecho de que es un cristiano. Sin embargo, debo insistir en que lo más importante es el espíritu de la devoción, el cual toca el alma del niño y se instala en ella. La fe, la oración, el temor de Dios son cosas muchísimo más valiosas que cualquier bien material.
(Traducido de: Cum să educăm ortodox copilul, Editura Sophia, București, 2011, p. 92)