De cómo sanar las heridas del alma
Por este largo camino, el hombre se forma, se transforma y se transfigura por la Gracia que hay en sus trabajos ascéticos.
Avanzando de virtud en virtud, el hombre pasa de una forma de conocimiento a otra. Desde la primera virtud, la fe, hasta la última, que es el amor a todos, se extiende un sendero que no cambia jamás: el esfuerzo. Por este largo camino, el hombre se forma, se transforma y se transfigura por la Gracia que hay en sus trabajos ascéticos. De este modo, sana su ser de la enfermedad del pecado y la ignorancia, restableciendo la integridad de su persona, uniéndose y completando su alma. Recobrado y completo por la fuerza moral y religiosa de las virtudes, el hombre da expresión a la pureza y la integridad de su persona, especialmente con la pureza e integridad de su propia mente.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, traducere de Prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 74)