¿De dónde viene la tristeza que siento?
Examinémonos con atención, para identificar si nuestra tristeza tiene algún motivo terrenal o si nuestra fe en la Divina Providencia se ha debilitado.
La tristeza, de acuerdo al testimonio de Marcos el Asceta, es una cruz espiritual, enviada a nosotros para la purificación de nuestras faltas del pasado.
La tristeza también tiene otras causas: cuando alguien nos hiere el orgullo, o cuando algo no sale como queríamos, o por nuestra arrogancia, o cuando vemos que los demás gozan de ciertas ventajas. Esto, sumado a la debilidad de nuestra fe y nuestra esperanza, nos lleva a sufrir lo indecible.
Examinémonos con atención, para identificar si nuestra tristeza tiene algún motivo terrenal o si nuestra fe en la Divina Providencia se ha debilitado. Si no encontramos en nosotros tales causas, tendremos que soportar esa tristeza y ese dolor como elementos de nuestra cruz espiritual, y recibiremos la misericordia de Dios y el consuelo divino cuando Él lo disponga, y no según nuestras propias consideraciones.
(Traducido de: Sfântul Ambrozie de la Optina, Sfaturi pentru familia creștină, Editura Platytera, pp. 128-129)