Palabras de espiritualidad

¿De dónde viene mi auxilio?

  • Foto: Tudorel Rusu

    Foto: Tudorel Rusu

Solamente en lo Alto, en el Señor, allí debemos buscar la ayuda que necesitamos, sin confiar en nadie más.

El Señor nos ayuda en el dolor y las tentaciones. Él nos libra de todo ello y nos da el poder de soportarlo fácilmente, incluso sin darnos cuenta. El silencio prepara el alma para la oración. ¡Qué beneficiosa es la paz para el alma!

Los primeros cristianos vivían en ese espíritu. Cada uno tenía lo que necesitaba. No todos recibían lo mismo, solamente lo necesario. En los monasterios, la resolución de este problema ha sido algo un poco más complicado. Lo que se ha buscado siempre es no provocar envidia entre hermanos y, ante todo, dar a cada uno lo más útil para su alma.

Hoy en día, es muy difícil encontrar un lugar tranquilo. De una sola cosa tenemos que acordarnos: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi auxilio?” (Salmos 120, 1). Solamente en lo Alto, en el Señor, allí debemos buscar la ayuda que necesitamos, sin confiar en nadie más.

(Traducido de: Starețul Nicon de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2011, p. 226)