Palabras de espiritualidad

De la oración por quienes nos ofenden

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Mientras más oras, desde el alma, por aquellos que te injurian, mayor testimonio das de Dios y Él te ayuda a vencer.

Mientras más oras, desde el alma, por aquellos que te injurian, mayor testimonio das de Dios y Él te ayuda a vencer. “Mía es la victoria. Yo recompensaré”, dice el Señor. Y, nuevamente: “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen”. ¿Para qué nos ordenó esto? Para librarnos de la aflicción, la ira y la calumnia, y para hacernos dignos de Su perfecto amor. Y es que Él quiere salvar a todos y llevarlos al conocimiento de la verdad. Y, siendo Dios, a todos nos ama por igual, enalteciendo al virtuoso y esforzándose en redimir al malvado, que es como un necio que camina en la oscuridad con su insensatez. Porque, el virtuoso, siendo ecuánime, no hace distinción alguna, por eso no sabe lo que es suyo ni lo que es ajeno, ni lo que es del libre o del esclavo, ni lo que es del creyente o del incrédulo, porque se apiada de todos. Porque, como dice el Apóstol, ya no hay judío ni griego, sino que todos somos uno en Cristo, a Quien debemos toda gloria, junto con el Padre y el Espíritu Santo, Dador de vida, ¡Amén!

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Din cuvintele duhovniceşti ale Sfinţilor Părinţi, Editura Arhiepiscopiei Sucevei şi Rădăuţilor, 2003, p. 150)