Palabras de espiritualidad

De la vida del asceta y también del santo

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

“Si usted viene a verme, le abriré la puerta. Pero si le abro la puerta a usted, tendré que abrírsela también a todos los que vengan a buscarme…”

Un día, el beato Teófilo, arzobispo de Alejandría, visitó al abbá Arsenio en compañía de un alto funcionario. Después de saludarlo, el arzobispo le pidió al anciano Arsenio que les diera algún consejo de edificación espiritual. Este se quedó callado por unos instantes, reflexionando, y después le respondió a su interlocutor: “¿Sabrán ustedes guardar mi consejo, poniéndolo en práctica?”. El arzobispo le prometió que así lo harían. Entonces, el anciano dijo: “Adonde vayan, si escuchan que ahí está Arsenio, no se acerquen”.

En otra ocasión, el mismo arzobispo envió un emisario a preguntarle al abbá Arsenio si podía recibirlo. Entonces, el anciano le pidió al mensajero que le dijera lo siguiente al arzobispo: “Si usted viene a verme, le abriré la puerta. Pero si le abro la puerta a usted, tendré que abrírsela también a todos los que vengan a buscarme, y ya no podré seguir viviendo en este lugar”. Al escuchar estas palabras, el arzobispo dijo: “¡Si ir a ver al padre Arsenio significa obligarlo a irse a otro sitio, mejor no ir a visitarlo!”.

(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 13)

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