¿De quién depende que recibamos el perdón de Dios?
En lo que respecta a este asunto, el perdón que necesitamos depende más de nosotros mismos que de Dios.
Todos le pedimos a Dios que perdone nuestros pecados, nuestras faltas, nuestra obcecación, nuestros prejuicios, nuestra ignorancia y una larga cadena de errores que nos sujeta y nos inmoviliza. Si Dios nos perdona, esa cadena se desenlaza y nuevamente somos libres. Pero, atención: Dios nos desata de esa cadena que nos asfixia, solamente si antes nosotros desatamos la cadena con la que tenemos sujetos a nuestros hermanos.
Si no perdonamos, Dios no nos perdona. Porque decimos: “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Entonces, si no perdonamos, nuestra intransigencia voltea las palabras de la oración, sin que nos demos cuenta, de manera que quedan así: “Señor, no nos perdones, porque tampoco nosotros perdonamos a nuestros deudores”, lo cual, de hecho, es como una maldición. Luego, en lo que respecta a este asunto, el perdón que necesitamos depende más de nosotros mismos que de Dios.
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Cuvinte vii, Editura Charisma, Deva, 2006, p. 44)