De una aparición de San Arsenio de Capadocia
Esta aparición del santo conmovió mucho al stárets. Poco después dibujó el rostro que había visto con un lápiz, mismo que las monjas del Monasterio de Suroti completaron hasta hacer un ícono.
El 21 de febrero de 1971, el stárets Paisos se hallaba en el jardín que rodeaba a su celda, corrigiendo el manusctiro de la hagiografía del venerable Arsenio.
“Cuando quedaban unas dos horas para el ocaso”, escribió el stárets, “y mientras yo estaba leyendo el manuscrito, el piadoso Arsenio se me apareció. Y, al igual que el maestro anima a su alumno que ha escrito bien la lección, lo mismo hizo el venerable, Esa visión me dejó en el corazón una dulzura indescriptible y un gran gozo celestial que difícilmente pude soportar. Comencé a caminar cada vez más rápido alrededor de mi celda, como si estuviera loco, llamándolo, porque creía que así lo volvería a ver”.
Esta aparición del santo conmovió mucho al stárets. Poco después dibujó el rostro que había visto con un lápiz, mismo que las monjas del Monasterio de Suroti completaron hasta hacer un ícono. Pero, en palabras del stárets, “el primer ícono no se parecía tanto al venerable Arsenio. Por eso fue que me quedé otro tiempo más con las monjas, hasta que pintaron otro, siguiendo mis instrucciones. Así fue como terminaron el conocido ícono del venerable Arsenio, que expresa fielmente sus rasgos”.
El stárets creía firmemente en la santidad del piadoso Arsenio. Con todo, les dijo a las monjas que no pintaran una aureola sobre la cabeza del santo, y también les pidió que no pusieran (el ícono) en el iconostasio de la iglesia. Cuando le preguntaron los motivos de tal decisión, respondió: “Si así lo desea, él mismo se pondrá en su lugar”. Se refería a que el venerable habría de intervenir para que fuera canonizado. Siguiendo la misma idea, el molde de acero que el stárets utilizaba para grabar pequeños íconos del piadoso también carecía de aureola. Y a su libro le puso de título “Padre (no Santo) Arsenio de Capadocia”. Esperó a que primero la Iglesia lo reconociera como santo, y sólo después puso una auroela en el ícono y en el molde, y escribió “San Arsenio”.
Antes de la canonización oficial, el stárets escribió en la Menaia, en el día 28 de octubre, utilizando el dialecto farasiota:
“Hoy, 10 de noviembre de 1924, según el nuevo calendario, 28 de octubre para el calendario antiguo, ha partido a la eternidad un hombre de Dios, el hieromonje Arsenio, originario de Farasa de Cesárea. Que todos tengamos parte de su bendición. Paisos, monje”.
(Traducido de: Ieromonahul Isaac, Viaţa Cuviosului Paisie Aghioritul, traducere de ieroschim. Ştefan Nuţescu, Schitul Lacu – Sfântul Munte Athos, editura Evanghelismos, Bucureşti, 2005, pp. 198-199)