Lo más recomendable es que se trate de un buen Padre Espiritual. Si no encontramos uno que tenga esas cualidades, ¡lo importante es seguir confesándonos y confiando en él, así como es!

Sin embargo, cuando te confieses, es importante que antes le pidas a Dios que ponga en la boca y en el corazón de tu Padre Espiritual esa respuesta que tanto necesitas.

Luego, es muy importante orar por nuestro Padre Espiritual antes de confesarnos. No debemos esperar una respuesta o un consejo de parte suya, con los brazos cruzados, sino que es nuestro deber ayudarlo a que nos ayude. Ora diciendo: “Señor, pon en la mente y en la boca de mi Padre Espiritual la respuesta que me sea de utilidad”.

Si hay algo que debas preguntarle a tu confesor, primero pídele a Dios que ponga en su mente la respuesta correcta. Si no oras, es posible que recibas una respuesta meramente humana. Pero la respuesta objetiva, divina y de utilidad, viene sólo de acuerdo al estado espiritual del penitente

(Traducido de: Arhim. Ioachim Pârvulescu, Sfânta Taină a Spovedaniei pe înţelesul tuturor, Mănăstirea Lainici – Gorj, 1998, Editura Albedo, pp. 34-35)