Debemos proteger a nuestros hijos de lo que pudiera dañarlos
Los esposos deben entender que el cimiento de la salud del niño se inicia ya desde el embarazo. Y que la salud física y psíquica del bebé depende de la forma en que la mamá viva su gravidez.
El niño debe ser protegido, a toda costa, de toda influencia negativa. Vemos cómo actualmente surgen cada vez más amenazas para su alma. Así, la devoción de los padres es un ejemplo muy eficaz para prevenir esos perjuicios. Lo opuesto, es decir, la ebriedad, la ausencia de vida espiritual y el comportamiento inmoral son, tristemente, un ejemplo también eficaz, pero devastador.
Su Santidad, el Patriarca Alejo II, hizo una observación muy exacta, al decir que “si en el alma no existe la conciencia de la santidad, en él se fortalece la deformidad de lo destructivo”. Los esposos deben entender que el cimiento de la salud del niño se inicia ya desde el embarazo. Y que la salud física y psíquica del bebé depende de la forma en que la mamá viva su gravidez.
(Traducido de: Dr. Dmitri Avdeev, Nervozitatea la copii și adolescenți, traducere din limba rusă de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2008, pp. 13-14)