Del fuego de la aflicción nace la oración más poderosa
La oración es un gran don divino que ayuda, anima, fortalece, enaltece y alegra eternamente a los cristianos.
Con la fuerza de las oraciones se han hecho, se hacen y se segurián haciendo grandes cosas y milagros. La oración es un gran don divino que ayuda, anima, fortalece, enaltece y alegra eternamente a los cristianos.
El incienso, cuando es utilizado con delicadeza y puesto sobre los carbones encendidos, emana y eleva al cielo un perfumado y agradable aroma. De igual forma, cuando oramos sensatamente, en Espíritu y en verdad, partiendo del fuego de nuestra contrición, hacemos que nuestras plegarias se eleven al Cielo, llegando a Dios (Salmos 140, 1-2; Apocalipsis 5, 8; 8, 3-4), Quien nos envía ayuda y abundantes fuerzas.
(Traducido de: Protosinghel Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 71)