Del juicio al que se ve sometida el alma después de la muerte
El alma parte al lugar decidido por Dios, pero no definitivamente, sino hasta el Juicio Final.
¿Cómo es juzgada el alma, padre? ¿Qué sucede durante el “juicio particular”? ¿Existen los “peajes de lo etéreo”?
—Sí… todo lo que el hombre piensa, dice y hace, queda escrito en el libro de la vida. Sin embargo, solo en el Juicio Final nuestro Señor hará un balance, sumando y restando. Como he dicho en otras ocasiones, así procedió el Señor con Esteban el Grande y otros casos parecidos, sopesando sus faltas y sus virtudes. Luego, Dios decide si en tu vida hiciste más bien que mal. Él decide el lugar a donde irá el alma, diciendo: “Iré Yo antes, para preparar un sitio apropiado para cada uno”, ¿no? Por eso, como sostiene nuestra Iglesia, en los tres días que siguen a la muerte, el alma permanece al lado del cuerpo, acompañando a quienes estén cerca del difunto. Una vez vencido ese plazo, el alma parte al lugar decidido por Dios, pero no definitivamente, sino hasta el Juicio Final. No existe eso que dicen los católicos, el llamado “purgatorio”, porque Dios sabe perfectamente a dónde debe ir cada alma.
(Traducido de: Părintele Adrian Făgețeanu, Viața mea. Mărturia mea, Interviuri de Andrei Dârlău, volum coordonat de Ciprian Voicilă, Editura Areopag, București, 2011, pp. 98-99)