¡Demostremos que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios!
¡Conoce, alma mía, lo excelso de tu gloria, y no pretendas parecerte a los animales que carecen de razón!
“Yo fui creado a imagen de Dios”. De acuerdo con esta idea, cada uno de nosotros debe ser lo suficientemente juicioso para obtener las bondades primigenias. Cada uno debe saber que tiene que actuar imitando a Cristo, con el cual tiene que alcanzar una auténtica semejanza. (Esta semejanza) la alcanzaremos cuando, con perseverancia, incluso hasta nuestro último aliento, orientemos nuestra vida según Sus mandamientos divinos, cuando nos apartemos del dominio de las pasiones del cuerpo, y cuando desarraiguemos de nuestro corazón cualquier mentira, cualquier adulación y toda envidia perniciosa.
Ante todo, amemos la verdad, una mente correcta, la santa bondad y una vida con devoción. (...) Fuimos creados para buscar las bellezas perpetuas y el diálogo en misterio con Dios.
¡Conoce, alma mía, lo excelso de tu gloria, y no pretendas parecerte a los animales que carecen de razón!
(Traducido de: Sfântul Maxim Grecul, Viața și cuvinte de folos, Editura Bunavestire, Galați, 2002, p. 32)