Palabras de espiritualidad

¿Desarrollo temprano o educación temprana?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

No hay nada que haga más feliz al niño, que hacer las cosas por sí mismo y ver qué resulta de su esfuerzo.

A menudo, los padres confunden dos nociones: el desarrollo temprano y la educación temprana. Pero se trata de dos cosas completamente distintas. El desarrollo del niño ocurre desde sus primeros días de vida, adquiriendo una intensidad mayor con el paso del tiempo. El desarrollo psíquico del niño empieza, asimismo, a una edad temprana.. En los primeros tres años de vida, el niño desarrolla sus capacidades fundamentales: la curiosidad, la confianza en sí mismo y en los demás, la perseverancia, la imaginación y la creatividad.

Pese a ello, recientemente se ha acuñado la idea de que con ese nombre debe entenderse la mera acumulación de conocimientos y habilidades. El niño se ve, así, atiborrado de letras y cifras, aunque nada de esto tenga relación con su desarrollo. Aún más, la educación temprana no sólo no consigue que el niño se desarrolle, sino que hasta puede hacer que el desarrollo normal se ralentice. Y es que “desarrollo” es, en primer lugar, la formación del niño en la iniciativa, la independencia y el interés por el medio que le rodea. Y todo esto es posible sólo en el marco de las mismas acciones del pequeño. Ciertamente, el niño se “desarrolla” cuando amontona cubos de plástico para formar una pirámide, cuando lo vemos atando una cuerda o cuando consigue terminar de armar un rompecabezas.

Lo más importante en el desarrollo es la experiencia personal, las emociones y la conciencia. En el período que va del primero al tercer año, la experiencia sensorial es lo más importante para el niño. Debemos dejarlo que corra, que toque, que desarme cosas y reconozca cada una de sus piezas. Todo esto es importante. No hay nada que haga más feliz al niño, que hacer las cosas por sí mismo y ver qué resulta de su esfuerzo. Su asombro nace y crece cuando comprueba que puede transformar el mundo que le rodea.

(Traducido de: Dr. Dimitri Avdeev, Ioana Besedina, Femeia și problemele ei: perspectiva psihiatrului ortodox, traducere din limba rusă de Eugeniu Rigoti și Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, pp. 114-116)