“Dime qué lees y te diré quién eres”
Tenemos que acostumbrar a nuestros hijos a leer con atención y expresividad. En general, esto se aprende cuando los niños escuchan a sus padres o a sus abuelos leerles cuentos o relatos breves.
Parafraseando una conocida expresión, podríamos decir: “Dime qué lees y te diré quién eres”. La lectura es el instrumento más poderoso en la formación del interés y los gustos del niño. La literatura artística lo familizariza con la psicología, con la vida y con el carácter de las personas, además de ayudarlo a desenvolverse en la vida.
La necesidad de la lectura y el conocimiento de las obras artísticas, por parte de los futuros sacerdotes, era subrayada, hace algún tiempo, por un conocido teólogo, el Metropolitano Antonio (Hrapovitski), en su Teología pastoral.
Una revista que se publicaba desde antes de la revolución, “Lecturas de provecho para el alma”, afirmaba que es recomendable que en la clase de religión se utilice la mayor cantidad de literatura artística: esto podría ayudar a hacer las lecciones aún más interesantes, clarificando los mandatos morales y las bases de la fe, además de servir para concientizar las experiencias religiosas personales. (...)
Tenemos que acostumbrar a nuestros hijos a leer con atención y expresividad. En general, esto se aprende cuando los niños escuchan a sus padres o a sus abuelos leerles cuentos o relatos breves.
(Traducido de: Pr. Prof. Gleb Kaleda, Biserica din casă, traducere din limba rusă de Lucia Ciornea, Editura Sophia, București, 2006, pp. 129-130)