Dios está presente y escucha todas nuestras oraciones
El discernimiento surge del pensamiento que nos dice que Dios esta en todo lugar, escuchándonos. Él nos ordenó orar. Por ejemplo, “Señor Dios Rey Celestial” nos revela a Dios presente aquí: “Tú, que estás en todas partes y todo lo haces”. Estás aquí, también en mí, para mí y conmigo.
La oración nos enseña cómo es Dios. Por ejemplo, “Señor Dios Rey Celestial” nos revela a Dios presente aquí: “Tú, que estás en todas partes y todo lo haces”. Estás aquí, también en mí, para mí y conmigo. ¡Perdóname, purifícame, vive en mí!
Cuando lo llamas de esta forma, tus pensamientos se tranquilizan. ¡Pero debes hacerlo con todo el corazón, sabiendo que no se trata de palabras vacías! Porque el que las dice, sin sentirlas, está hablando en vano. Y el que pronuncia el nombre de Dios en vano, está tentando a Su Señor y, en lugar de recibir misericordia, se condena. ¡Qué triste, condenarse a uno mismo, pronunciando palabras santas!
No se asombren al ver que hay muchos cristianos irritados, perturbados. Seguramente, después de orar, terminan más confundidos que antes. Y ésto, porque han orado estando ofuscados, pronunciando cada palabra sin sentirla en su corazón, sin esperanza y sin amor, consiguiendo sólo recibir condena y reprobación.
El discernimiento surge del pensamiento que nos dice que Dios esta en todo lugar, escuchándonos. Él nos ordenó orar. No es de nosotros que viene este deseo.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baștovoi, Puterea duhovnicească a deznădejdii, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2014, pp. 37-38)