Dios establece, para cada persona, una cruz adecuada a sus fuerzas
Nuestro Buen Dios establece, para cada persona, una cruz adecuada a su capacidad de resistir, no para que sufra, sino para que suba, por medio de ella, al Cielo. Y es que la cruz es, en esencia, una escalera hacia el Cielo.
Nuestro Buen Dios establece, para cada persona, una cruz adecuada a su capacidad de resistir, no para que sufra, sino para que suba, por medio de ella, al Cielo. Y es que la cruz es, en esencia, una escalera hacia el Cielo. Si entendiéramos cuánto bien obtenemos sufriendo pruebas, dejaríamos de murmurar y empezaríamos a bendecir a Dios, levantando la cruz que nos dio; así, si en esta vida vivimos alegrías, sabemos también que, en la otra, nuestra jubilación nos estará esperando. Dios nos ha garantizado muchas riquezas en los Cielos. Sin embargo, cuando le pedimos que nos alivie alguna de nuestras pruebas, Él le da esa riqueza a otro y, así, perdemos. Mientras que, si somos pacientes, nos dará todo, con "intereses" incluídos.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 207-208)