A Dios se le puede ver solamente entre lágrimas
Al misterio de “mañana” no es posible llegar sino por medio del dolor de “hoy”, que nos revela la belleza del momento eterno de estar en Dios.
En el transcurso de su vida terrenal, el hombre encuentra incontables obstáculos, algunos casi insalvables: aflicciones, sufrimiento, dolor. Todo esto se origina, aunque nos cueste aceptarlo, en la Providencia de Dios.
El misterio del sufrimiento se halla implícito en la lágrima de gozo. El sufrimiento nos revela el hombre que mora en el corazón y la alegría del misterio de “mañana”: la eternidad. Pero, al misterio de “mañana” no es posible llegar sino por medio del dolor de “hoy”, que nos revela la belleza del momento eterno de estar en Dios.
“El sufrimiendo deja profundos surcos en las mejillas por las que corren los ríos de la sabiduría”, decía un anciano, en tanto que uno que sufrió por Cristo en las prisiones del régimen comunista, decía que a Dios se le puede ver solamente entre lágrimas.
(Traducido de: Ieromonah Luca Mirea, Crâmpeie de gând şi cuvânt, Editura Predania, Bucureşti, p. 26)