Palabras de espiritualidad

Dos aspectos necesarios para la formación del hombre

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Tanto el elogio como la amonestación son cosas humanas, y es por medio de ellas que se moldea el hombre.

Muchos fieles, leyendo y escuchando que el orgullo es un pecado muy grande, dejan de elogiar a todos los demás, incluso a sus propios hijos, temerosos de no hacerles caer en ese pecado. Yo, cuando escucho que alguien, con una falsa humildad y agachando la cabeza, me dice: “¡Por favor, padre, no diga eso, que podría hacerme caer en el orgullo!”, le pregunto si es cierto que el resto del tiempo es verdaderamente humilde. Usualmente, esas personas se estremecen, se turban si las exhortas a la normalidad.

“¿Cómo elogiar al otro? ¡Se le podría subir a la cabeza!”. Las personas no entienden que tanto el elogio como la amonestación son cosas humanas y que es por medio de ellas que se moldea el hombre. Muchas familias devotas educan a sus hijos con un celo exagerado, obligándolos a orar de pie durante horas enteras… y después se asombran cuando estos, al crecer, dejan de asistir a la iglesia.

(Traducido de: Ierodiaconul Savatie Baștovoi, În căutarea aproapelui pierdut, Editura Marineasa, Timișoara, 2002, pp. 57-58)