Dos pensamientos que hay que evitar a toda costa
Lo que importa no es nuestro esfuerzo, sino la bondad del Señor, Quien se apiada de nosotros. Él quiere que el alma se haga humilde y se reconcilie amorosamente con todos.
Permanece atento a estos dos pensamientos y aprende a temerles. El primero te dice: “¡Eres un santo!”, y el otro: “¡No te podrás salvar!”. Su autor es el mismo demonio, y por eso son falsos. Lo que debes pensar es: “Soy un gran pecador, pero el Señor es piadoso. Él nos ama inmensamente y me perdonará todas mis faltas”. Créelo y así será. El Señor te perdonará. Pero no pongas tus esperanzas en tu propio afán, aunque te esfuerces mucho. Un monje se jactaba: “Indudablemente voy a ser perdonado, porque diariamente hago tantas postraciones”; pero, cuando vino la muerte a buscarle, la desesperación le confirmó lo contrario.
Así, lo que importa no es nuestro esfuerzo, sino la bondad del Señor, Quien se apiada de nosotros. Él quiere que el alma se haga humilde y se reconcilie amorosamente con todos. Sólo así Él la perdonará con alegría. El Señor ama a todos, y nosotros debemos imitarlo y amar también a todos; y, si no podemos, debemos pedírselo a Dios, y Él no tardará en ayudarnos con Su Gracia.
(Traducido de: Sfântul Siluan Athonitul, Înte iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2001, p. 222