El alma es lo que nos hace únicos
Solamente aquello que oye nuestra alma es lo que oyen también nuestros oídos.
Nuestros ojos, por sí mismos, ven solamente cuanto pueden ver nuestras propias gafas.
Nuestros oídos, por sí mismos, oyen cuanto podría percibir cualquier receptor metálico.
Nuestra lengua, por sí misma, habla cuanto habla la lengua de la campana.
Por eso, solamente aquello que oye nuestra alma es lo que oyen también nuestros oídos. Por eso, solamente aquello que es racional en el alma, es lo mismo que expresa racionalmente la lengua. Si nuestros ojos fueran como el lago, sin alma, verían lo mismo que el lago. Si nuestros oídos fueran como madrigueras, sin alma, oirían lo mismo que estas.
Si nuestra lengua fuera sonora como la lengua sin alma de la campana, hablarían lo mismo que la lengua de la campana.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici – Învăţături despre bine şi rău, Editura Sophia, Bucureşti, 2006, pp. 22-23)