El Señor dijo: “Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mateo 18, 20). ¿Es posible encontrar a dos o tres reunidos en Su nombre? Sí, pero pocas veces. Porque no nos habla de una simple reunión, sino de la unidad local de los individuos. Y no pide solamente eso. Pide que, además de esa unidad, los congregados tengan otras virtudes. Con estas palabras, entonces, quiere decirnos: “Si alguien me pone como cimiento de su amor al prójimo, y además tiene otras virtudes, entonces Yo estaré con él”. Sin embargo, la mayoría de personas tienen otros propósitos. No fundan su amor sobre Cristo. Hay quien ama a otra persona, porque esta también le ofrece amor. Otro ama a quien le encomia, en tanto que hay quien ama al que le es de alguna utilidad. Es difícil encontrar a alguien que ame a su semejante solamente por amor a Cristo, porque lo que une a las personas son, usualmente, sus mismos intereses materiales. No obstante, un amor con tantas carencias es pasajero y vacío. Cuando surja el más mínimo problema, como una palabra ofensiva, algún perjuicio material, la envidia, la ambición o algo semejante, su base espiritual acabará derrumbándose.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, p. 131)