Palabras de espiritualidad

El amor a Dios y al prójimo como doctrina cristiana

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

A los hombres nos queda la tarea no solamente de creer en Dios y conocer la doctrina de Jesús (porque con esto no se resuelve el problema de la salvación), sino que también debemos vivir imitando Su ejemplo.

Cristo obraba con amor y haciendo uso de una profunda paciencia; a los escribas los reprendía y les enseñaba, y esto molestaba mucho al maligno. Les enseñaba el camino a la salvación, les anunciaba la resurrección de los muertos, les revelaba el misterio, la vida eterna, y a los ateos los atizaba con el amor y la gloria del Padre y el amor al prójimo. De esta manera, en vez de valerse del odio, Jesús respondía al demonio con el amor a los demás y la exaltación al Padre Celestial.

Cristo venció al maligno con el amor a Dios y a nuestros semejantes, ofreciendo Su Cuerpo (después de haber sido golpeado, abofeteado, azotado, escupido y lacerado) para que fuera crucificado como si se tratara de un malhechor. Pero es que el maligno no sabía que, instigando a los hombres a pedir una crucifixión a todas luces injusta, sería vencido por Cristo en la Cruz, y que con esto se librarían del infierno todos los justos del Antiguo Testamento y que resucitarían para la eternidad, como efectivamente sucedió (con la Resurrección de Cristo, que es el inicio de la nuestra) y que les daría a los hombres el más perfecto modelo de lucha, para ser vencido también por ellos, con Su ejemplo y su propio esfuerzo. A los hombres nos queda la tarea no solamente de creer en Dios y conocer la doctrina de Jesús (porque con esto no se resuelve el problema de la salvación), sino que también debemos vivir imitando Su ejemplo.

(Traducido de: Părintele Arsenie BocaLupta duhovniceasca cu lumea, trupul și diavolul, ediție revizuită, Editura Agaton, Făgăraș, 2009, pp. 38-39)