Palabras de espiritualidad

El amor, ingrediente principal en la educación ortodoxa de los hijos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Siempre habrá problemas cuando se trate de educar a nuestros hijos. Y muchas veces esos problemas serán dolorosos, pero si tratamos de formarlos en el amor, tendremos éxito. Entonces, ellos mismos, en su pueril devoción a Dios, elegirán la medida de su oración y de su ayuno, de sus lecturas espirituales y visitas a la iglesia, mientras que nosotros podremos intervenir gradualmente en tal elección, adaptándonos a ella, aconsejándolos y observando cómo asimilan esta “lactancia” espiritual.

¿Por qué aparecen tales problemas en la educación? Nos esforzamos en crear un sistema ortodoxo, pero ese sistema se derrumba, porque la Ortodoxia no es un sistema, sino que es vida en el amor. Cuando comenzamos a hacer educación en el amor, entonces sí que es ortodoxa.

Cómo debe ayunar el niño, cómo debe prepararse para comulgar... todos son problemas con solución. El Señor le ofrece la solución al hombre cuando éste intenta manifestar su ortodoxia, no formalmente, como lo leyó alguna vez en algún sitio —entendiéndolo sólo con su mente y no con el corazón—, sino por medio de la perseverancia en resolver los problemas a través del amor.

Y es que siempre habrá problemas cuando se trate de educar a nuestros hijos. Y muchas veces esos problemas serán dolorosos, pero si tratamos de formarlos en el amor, tendremos éxito. Entonces, ellos mismos, en su pueril devoción a Dios, elegirán la medida de su oración y de su ayuno, de sus lecturas espirituales y visitas a la iglesia, mientras que nosotros podremos intervenir gradualmente en tal elección, adaptándonos a ella, aconsejándolos y observando cómo asimilan esta “lactancia” espiritual.

Las maravillosas formas de la Ortodoxia, con la belleza de las divinos oficios y de la Tradición, son, ciertamente, una manifestación del amor. Por eso, cuando nos afanamos en elegir sólo lo que nos puede servir, de entre todo lo que es la Tradición, nos elaboramos una personal “ideología ortodoxa”, un sistema propio, arriesgándonos a quedarnos sin Tradición y sin Ortodoxia.

(Educarea copilului: sfaturi ale duhovnicilor și psihologilor ortodocși, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, București, Editura Sophia, 2013, p. 74-75)