Palabras de espiritualidad

El amor que supera a la muerte

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

Los justos se irán con Dios, en tanto que los pecadores, apartados de Dios y de sus propios amigos, serán enviados a los trabajos eternos, juntos, pero sin poder reconocerse, porque hasta ese consuelo se les quitará.

San Atanasio el Grande, en su “Homilía sobre los difuntos”, dice: “Dios les ha concedido. a quienes se han salvado, permanecer juntos hasta el día de la resurrección y regocijarse, esperando a que se les haga para siempre la justicia divina. Sin embargo, los pecadores serán privados hasta de esta alegría, porque no podrán reconocerse entre sí. Luego, el Día del Juicio general, todas sus acciones serán conocidas por todos, y después vendrá la separación final, cuando cada uno irá al sitio que se le ha preparado. Los justos se irán con Dios, en tanto que los pecadores, apartados de Dios y de sus propios amigos, serán enviados a los trabajos eternos, juntos, pero sin poder reconocerse, porque hasta ese consuelo se les quitará. ¡Qué vergüenza habrán de afrontar los pecadores, cuando sus actos sean conocidos por todos, porque el bochorno es grande para aquel que lo experimenta ante los demás. Es una verdad incontestable que nos reconoceremos perfectamente los unos a los otros; entonces, la culpabilidad de quienes hicieron el mal durante su vida será conocida por todos”.

San Cipriano dice: “Una gran multitud de seres amados, padres, hermanos e hijos nos recibirán allá en lo alto; una gran multitud de aquellos que cuidaron de su salvación vendrá a nuestro encuentro, para recibirnos con alegría. ¡Qué felicidad tan grande, tanto para ellos como para nosotros mismos!” (Exhortación al martirio, cap. XII).

(Traducido de: Părintele Mitrofan, Viața repausaților noștri și viața noastră după moarte, Editura Credința strămoșească, Petru Vodă – Neamț, 2010, pp. 433-434)