El amor verdadero nos da una alegría verdadera
El amor verdadero no es el de este mundo, que es un amor degradado, porque contiene maldad y vicios, sino el amor cristiano, que es espiritual.
Puede que me pregunten: “¿No todo amor, aunque sea abstracto, nos da alegría?”. No. Solamente el amor verdadero trae alegría pura y sana. Y el amor verdadero no es el de este mundo, que es un amor degradado, porque contiene maldad y vicios, sino el amor cristiano, que es espiritual, y es el amor que nos pide Pablo, el amor que busca el interés del otro.
Y nuevamente me preguntarán: “Si nos preocupamos únicamente del bien del otro, ¿no es posible que descuidemos nuestra propia salvación?”. Ese peligro no existe. Al contrario. porque el que se concentra en el bien de los demás no tiene problemas con nadie. Se apiada de todos, y a todos los ayuda, en la medida de sus posibilidades. No usurpa nada de nadie. No es ni tendencioso, ni ladrón, ni mentiroso. Se cuida de todo mal y busca solamente el bien. Ora por todos sus enemigos. Le hace el bien a quienes son injustos con él. No insulta y no murmura contra nadie, sin importar lo que le hagan. ¿Acaso todas esas cosas no son favorables a nuestra salvación?
Luego, el amor es el camino a la salvación. Sigamos ese camino, entonces, para poder heredar la vida eterna.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele Vieții, traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, pp. 145-146)