Palabras de espiritualidad

El ángel que acompaña el camino del cristiano

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Translation and adaptation:

Junto con el ángel custodio, Dios también le envía al hombre otros ángeles para que le ayuden, para que lo corrijan y lo consuelen en las tentaciones y las pruebas de las luchas espirituales que debe enfrentar en este mundo.

¿Cuándo se le da al hombre su ángel guardián? ¿Con la concepción, al nacer, o cuando es bautizado?

—De acuerdo con la Santa Tradición de la Iglesia de Cristo, al hombre se le da un ángel guardián con el Santo Bautismo. Esto se puede extraer también de la quinta oración del catecúmeno, en la cual, entre otras cosas, dice lo siguiente: “Acompaña su vida con un ángel de luz, para que lo libre de todas las tribulaciones del enemigo, de los ataques del astuto, del demonio de mediodía y de las malas apariciones”. Junto con el ángel custodio, Dios también le envía al hombre otros ángeles para que le ayuden, para que lo corrijan y lo consuelen en las tentaciones y las pruebas de las luchas espirituales que debe enfrentar en este mundo.

De esto nos habla el Apóstol Pablo, al decir: “¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?” (Hebreos 1, 14). Con estas palabras, el Apóstol llena de consuelo a los cristianos, porque demuestra que Dios cuida mucho de ellos, ya que “a los ángeles les ordenó que sirvieran a los hombres, para ayudarlos a alcanzar la salvación”.

Además, vemos que, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, los ángeles fueron enviados por Dios para ayudar y servir a los justos que Él había elegido, como Lot, Abraham, Jacob, Moisés, Balaam, Josué, Gedeón, Manasés, el profeta David, Elías, Ananías, Misael y Azarías, el profeta Daniel, José, la Virgen María, los pastores de Belén, María Magdalena, Cornelio el centurión, el Apóstol Pablo y otros más. Estos son solo algunos testimonios para demostrar que nuestro Buen Dios nos envía ángeles guardianes, no solamente con el Santo Bautismo, sino todo el tiempo, ayudando a alcanzar la salvación a los justos, quienes creen en Él y lo aman.

(Traducido de: Arhimandritul Ilie CleopaNe vorbește Părintele Cleopa, ediția a 2-a, vol. 5, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 86-87)