Palabras de espiritualidad

El ayuno que da paso a una felicidad infinita

  • Foto: Silviu Cluci

    Foto: Silviu Cluci

El hombre, así, deviene en un nuevo ser, enviado a un mundo de pecado, para anunciar no solamente la venida del Señor, sino también Su victoria.

Cada período de ayuno es una espera. En la Gran Cuaresma esperamos, agazapados en la oscuridad del crepúsculo, el momento refulgente del milagro de la Resurrección del Señor. Es una espera llena de inquietud, que luego da lugar a una alegría indescriptible, que significa no solamente el comienzo de una vida nueva y eterna, que se nos abre con una nueva fuerza, con una nueva profundidad, sino también el comienzo de una nueva vocación humana.

El hombre, así, deviene en un nuevo ser, enviado a un mundo de pecado, para anunciar no solamente la venida del Señor, sino también Su victoria; para anunciar no solo el término de la espera, sino también que la espera se ha agotado y que todo se abre ante nosotros. 

(Traducido de: Antonie Bloom, Mitropolitul SurojuluiDespre întâlnirea cu Dumnezeu, traducere de Mihai Costiș, Editura Cathisma, București, 2007, pp. 5-6)