El camino a la santificación
El camino que lleva a la santificación y al perfeccionamiento en Cristo es la contrición, porque “todos hemos pecado y carecemos de la gloria de Dios”.
El desconocimiento de la labor práctica en la vida espiritual, engendra, en la vida del hombre contemporáneo, muchos signos de interrogación, mismos que escuchamos continuamente en los encuentros y en nuestras conversaciones de cada día. La santificación, es decir, la “perfección para Dios” y su contenido esencial, casi siempre son interpretados erradamente por quienes están lejos de la verdadera experiencia. Voy a permitirme citar, con temor y atrevimiento, algunos de los juicios de los Santos Padres sobre este tema, para que podamos entender el sentido y la importancia de la santificación, según el espíritu de los Santos Padres.
Es posible que cada uno de nosotros guste un determinado modo de santificación, porque el esfuerzo y el camino a la santificación que perfecciona pasan progresivamente por distintos estadios. El camino que lleva a la santificación y al perfeccionamiento en Cristo es la contrición, porque “todos hemos pecado y carecemos de la gloria de Dios”. Mientras más alto asciende el hombre en la escala de la contrición, en la misma medida asciende en los peldaños de la santificación. Este es el propósito del verdadero arrepentimiento: que el hombre recobre la Gracia Divina, misma que perdió debido al pecado o de la cual se ha privado al vivir lejos de la fe y del conocimiento de Dios.
La obtención de la Gracia no es algo parcial, sino una filiación total que Cristo da a los fieles por medio de Su Iglesia. Los fieles se pueden acercar a la perfección si así lo quieren, en tanto le sea posible al hombre. Los Santos Padres dividen en tres estadios este acercamiento: purificador, iluminador y perfeccionador. El tercer estadio también es conocido como apatheia, conocimiento divino o amor a Dios.
(Traducido de: Monahul Iosif Vatopedinul, Cuviosul Iosif Isihastul: nevoințe, experiențe, învățături, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2009, pp. 152-153)