El camino a la vida eterna pasa por la práctica de la ascesis
El camino a este estado nos lo demuestra el Apóstol, cuando dice: “Dejaos conducir por el Espíritu, y no os dejéis arrastrar por las apetencias de la carne” (Gálatas 5, 16).
Los Santos Padres ensalzan a los fieles que han llevado una vida cristiana ejemplar, subrayando que esas personas han resucitado ya antes de la resurrección general. ¿En qué consiste, entonces, el misterio de tal forma de vida? En el hecho de alcanzar los rasgos que son propios a la vida de después de la resurrección, de la manera en que se nos muestran en la Palabra de Dios, y ponerlos en práctica. La vida futura nos es presentada como algo completamente separado de todo lo carnal: allí nadie se desposará ni se alimentará con alguna forma de comida, porque el cuerpo que recibirá será uno espiritual.
Así, aquel que viva separado de las cosas carnales, recibirá o se le volverán a dar los elementos de la vida de después de la resurrección. Si llegas a ese nivel, de manera que en ti muera todo lo que es carnal, estarás resucitando antes de la resurrección general. El camino a este estado nos lo demuestra el Apóstol, cuando dice: “Dejaos conducir por el Espíritu, y no os dejéis arrastrar por las apetencias de la carne” (Gálatas 5, 16). Y nos confía que, si seguimos esa senda, podemos alimentar la esperanza de alcanzar el objetivo deseado: “El que siembra en el espíritu, del espíritu cosechará la vida eterna” (Gálatas 6, 8).
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2011, p. 34)