El camino para llegar a Dios
Cada uno debe hacer su propio camino y recorrerlo de un extremo a otro, hasta encontrarse con Dios personalmente, a Quien clamamos: “¡Dios, Dios mío, a Ti te busco!” (Salmos 62,1).
Las personas llegan a Dios por diversos caminos. A veces, el encuentro con Dios es inesperado e imprevisto; otras veces, ese encuentro es preparado por un largo camino de dudas, cavilaciones, desilusiones. En determinadas situaciones, Dios “atrapa” al hombre, tomándolo por sorpresa; en otras, el hombre encuentra a Dios, volviéndose hacia Él.
Esta conversión puede ocurrir a cualquier edad, en la infancia o en la adolescencia, en la madurez o incluso en la vejez. No hay dos personas que hayan llegado a Dios siguiendo exactamente el mismo camino. Tampoco hay algún camino que haya sido trazado con anticipación y que alguien pueda seguir en el lugar de otro.
Cada uno debe hacer su propio camino y recorrerlo de un extremo a otro, hasta encontrarse con Dios personalmente, a Quien clamamos: “¡Dios, Dios mío, a Ti te busco!” (Salmos 62,1). Dios es el mismo para todas las personas, pero debe ser descubierto individualmente por cada persona. Tengo que descubrirlo yo y hacerlo mío.
(Traducido de: Ilarion Alfeyev, Mitropolit de Volokolamsk, Taina credinței. Introducere în Teologia dogmatică ortodoxă, Editura Doxologia, p. 26)