Palabras de espiritualidad

El cielo infinito que hay en el corazón del hombre agradecido

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Tenemos que ser agradecidos con nuestros padres, por habernos educado cristianamente, y con aquellos que Dios ha utilizado para hablar con nosotros.

El hombre humilde también es agradecido. La ingratitud oculta detrás de sí al egoísmo. Este lugar (el monasterio) emana una fragancia muy agradable. ¡Qué agradecidos tendríamos que mostrarnos ante Dios, porque nos habló una vez, nos bendijo y nos apartó de la vacuidad del mundo! También tenemos que ser agradecidos con nuestros padres, por habernos educado cristianamente, y con aquellos que Dios ha utilizado para hablar con nosotros. La vida del hombre agradecido es como un cielo infinito. ¿Es que puede ser desagradecido aquel que tiene tanto que agradecer? ¡Es imposible! Al contrario, le preocupa cómo darse más y con mayor santidad. En consecuencia, hermanos, procuremos cultivar en nosotros la gratitud.

(Traducido de Părintele Eusebiu GiannakakisSă coborâm Cerul în inimile noastre!, Editura Doxologia, Iași, 2014, p. 32)