Palabras de espiritualidad

El corazón y la participación en la Divina Liturgia

    • Foto: Tudorel Rusu

      Foto: Tudorel Rusu

Translation and adaptation:

La oración es el aroma fragante, como el incienso, que se eleva desde el altar del corazón. “Que mi oración suba hasta Ti como el incienso, y mis manos en alto, como la ofrenda de la tarde”.

En la medida en que ora, la mente es el sacerdote y el corazón, el altar; el sacrificio que se presenta en este altar es la determinación y la buena voluntad, porque voluntariamente elijo orar a Dios. Y la oración es el aroma fragante, como el incienso, que se eleva desde el altar del corazón. “Que mi oración suba hasta Ti como el incienso, y mis manos en alto, como la ofrenda de la tarde”, sobre el altar del corazón.

El hombre es como una iglesia en la iglesia. Por eso, asistir a la iglesia te ayuda a fortalecer la oración de tu corazón, pero no la transforma. Y es que las oraciones y los momentos de la Divina Liturgia, si tienes un trabajo interior, fortalecen esa misma labor.

Aún más: tu corazón se enciende de amor a Dios, cuando escuchas los momentos de la Divina Liturgia, cuando el sacerdote sale con los Santos Dones, porque la fe también entra por medio del oído.

(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 258)