Palabras de espiritualidad

El cristianismo significa fidelidad ante la vocación que has asumido

  • Foto: Victor Larie

    Foto: Victor Larie

¿Es que puedes quitarte el abrigo de cristiano y dejarlo olvidado en el perchero, apartándote de tu identidad cristiana?

Tendría que empezar con el principio: un cristiano “de vacaciones” no existe. Para el cristiano no hay vacaciones. Pensemos cómo sonaría: “Señor, esta mañana te pido que me retires el don que recibí en el Santo Bautismo… Quiero tomarme un día libre, quiero irme a la playa a descansar. Permíteme tomarme un día de descanso, sin tener que ser cristiano”. (...)

O, por ejemplo, cuando dos cristianos se reúnen, ¿puede faltar, digamos, un buen trozo de pastel con crema batida? ¿Qué? ¿Acaso el pastel con crema batida está prohibido por el Evangelio? ¡Claro que no! Pero ¿qué tiene de cristiano esa reunión, ese encuentro? Este es un dilema que empecé a experimentar en mi corazón hace mucho tiempo, cuando apenas era un estudiante en la facultad. ¿Cuándo dejo de ser cristiano en mis vacaciones? Y entonces pensé que, para poder mantenerme en una cierta línea, con un determinado equilibrio espiritual, cada vez que salga de vacaciones, debo hacerlo respetando mi identidad de cristiano. Cada año les pido a los estudiantes de Teología de (la ciudad de) Sibiu, que, cuando vuelvan a casa en las vacaciones, no olviden que toda la gente los mirará como estudiantes de Teología y que no tienen permitido levantarse a las diez, por haberse quedado hasta las dos o tres de la mañana viendo televisión o perdiendo el tiempo con otras personas. Les digo, además, que no pueden ir la noche del sábado a quién sabe qué discoteca, y a la mañana siguiente ir a cantar a la iglesia con los ojos llenos de ojeras y con cara de sueño, tratando de balbucear al menos un “Aleluya”. Les recuerdo que no pueden comportarse como un borrico entre la paja, y al mismo tiempo pretender portar un nombre tan excelso como el de nuestro Señor Jesucristo. Acordémonos del asno de Buridán, que moría de inanición por no saber de qué saco comer...

El cristianismo significa, finalmente, fidelidad ante la vocación que has asumido. Esto implica no dejar que pase un día sin leer la Biblia, respetar tu programa de oración, mantenerte en contacto con la Iglesia y sus Sacramentos, y, por último (y no por eso menos importante), hacer de Dios la constante de cada una de tus acciones. No puedes suspender a Dios, solamente porque todo el tiempo has obtenido la nota máxima y te parece que ya no lo necesitas. ¿Es que puedes quitarte el abrigo de cristiano y dejarlo olvidado en el perchero, apartándote de tu identidad cristiana? Siempre me causó rechazo ver a los jóvenes estudiantes de Teología disputándose unos cuantos boletos para irse de vacaciones al mar. ¿Para ver qué? ¿Para vivir qué? ¿Es que el sol del campo o del bosque no es el mismo que el del mar? ¡Ah, padre, es que en la playa también se come carne a la parrilla! ¡Y uno no se puede considerar sano sin los beneficios de la salada brisa del mar! ¿Qué clase de vacaciones serían, sin un auténtico desfile de chicas en traje de baño ante tus ojos? ¡Dios nos libre!

(Traducido de: Preot Conf. Dr. Constantin NeculaCreștinism în vacanță, Editura Agnos, Sibiu, 2011, pp. 86-88)