El mundo que nos rodea se mueve con mucha más rapidez que antaño. Y, mientras más agitación hay en el mundo, más difícil se hace mantener un pensamiento cristiano.

De todas partes nos acechan toda clase de ideas, que no hacen sino perturbar toda nuestra vida. Por eso, es necesario mantener siempre la lucidez. Es lo primero que les pido: obedezcan lo que dice el Evangelio, mantengan la lucidez y dejen de actuar como niños.

No permitan que las cosas de este mundo terminen afectándoles. Concéntrense y esfúercense en vivir de acuerdo al espíritu de los mandamientos evangélicos.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie Saharov, Din viaţă şi din duh, traducere de Părintele Rafail Noica, Ed. Reîntregirea, Alba Iulia, 2011, p. 37)