El deber de educar correctamente a nuestros hijos
Los niños educados en el temor de Dios son quienes traerán el bien al mundo.
No dejaré de pedirles, aún con mi llanto, que eduquen correctamente a sus hijos. Si amas a tu hijo, demuéstraselo, educándolo correctamente. De esta forma estarás haciéndote digno de recompensa. Dice Pablo: “si perseveran, con sabiduría, en la fe, en el amor y en la santidad...”. Luego, si hay innumerables pecados acumulados en tu conciencia, enmiéndate criando un atleta de Cristo. No te estoy diciendo que no lo dejes casarse y que lo fuerces a hacerse monje o asceta. Desde luego que me gustaría que todos siguieran el camino monástico, pero no obligo a nadie, porque es un camino difícil de andar.
¡Procrea un atleta de Cristo! Enséñale a tu hijo a vivir con devoción. Si le enseñas, desde pequeño, lo que es correcto, nadie podrá desviarlo de esa senda, porque todo le quedará grabado cual sello en cera. El niño, cuando es pequeño, respeta tu misma presencia y palabras, obedeciéndote sin chistar. Enséñale, pues, a respetar tu autoridad. Tú mismo serás el primero en gozar de los beneficios de tal educación. Educando a tu hijo estás trabajando para ti mismo.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Despre feciorie, apologia vieții monahale, despre creșterea copiilor, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, p. 400)