Palabras de espiritualidad

El deber de formar correctamente a nuestros hijos

    • Foto: Claudiu Pantea

      Foto: Claudiu Pantea

Nada debe preocuparnos más, en lo que respecta a nuestros jóvenes, que la sabiduría y la honestidad.

Los hombres deben seguir el buen ejemplo de sus esposas, educando a sus hijos para que sean juiciosos y obedientes. Nada debe preocuparnos más, en lo que respecta a nuestros jóvenes, que la sabiduría y la honestidad. Recordemos que los jóvenes enfrentan muchas tentaciones. Por eso, el mismo cuidado que mostramos al caminar alumbrándonos con una lámpara, esa misma atención debemos tener en la formación de nuestros hijos. Muchas veces, cuando el sirviente enciende una lámpara, le decimos que tenga cuidado de no acercarse a la paja o al mimbre, no sea que se le escape alguna chispa o un rescoldo, provocando un incendio que podría destruir la casa. Ese mismo cuidado es necesario para con nuestros hijos jóvenes, impidiéndoles que vayan solos a algún sitio con personas de dudosa reputación. Si sucede que cerca de nosotros viva alguna persona de moral relajada, debemos aconsejarle a nuestro hijo no verla ni hablarle, no sea que alguna chispa caiga en su alma, ardiéndole por completo y dejándonos a nosotros sin consuelo alguno.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, Ed. Agapis, 2010, p. 14)