Palabras de espiritualidad

El dedo acusador de tu propia conciencia

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Aunque quieras negarlo, el remordimiento siempre estará ahí, presente en tus pensamientos.

Ni se te ocurra pensar que tu pecado no tuvo testigos porque lo cometiste a escondidas, lejos de la mirada de los demás. Ante todo, no puedes huir de ti mismo, como acusador, ni de tu propia conciencia; de hecho, es ella quien te llama a juicio. Puedes negar tu falta ante los demás, pero jamás lo podrás hacer ante ti mismo. Bien puedes discutir con tu semejante; incluso puedes defenderte si te acusa, pero ante Dios sí que debes confesarte. Y aunque quieras negarlo, el remordimiento siempre estará ahí, presente en tus pensamientos.

(Traducido de: Sfântul Ambrozie al MediolanuluiViu va fi sufletul meu – părți alese din Comentariul la Psalmul 118, traducere din latină de Părintele Constantin Necula, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2000, p. 24)