Palabras de espiritualidad

El devenir de esta vida

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Puede decirse que toda la vida caemos y nos levantamos, tropezamos y nos erguimos nuevamente. ¿Por qué Dios permite estas cosas? ¿Será porque Él vino a salvar no a los justos, sino a los pecadores, de los cuales yo soy el primero?

«Yo no dudo de la misericordia que Dios te da a rebosar. Tal vez tú no pienses lo mismo que yo. Pero ¿por qué te hablo de la piedad de Dios hacia ti? Porque has sabido darle tu corazón, guardándote esas experiencias, incluso en momentos en los que pocos saben dar un testimonio real de su fe.

¿Quién no tiene pecados grandes o pequeños? ¿Quién esta libre de la debilidad humana y de los ataques del maligno cuando la conciencia se nubla? Las tormentas pasan y el hombre vuelve a calentarse con el calor del amor divino. Así pues, puede decirse que toda la vida caemos y nos levantamos, tropezamos y nos erguimos nuevamente. ¿Por qué Dios permite estas cosas? ¿Será porque Él vino a salvar no a los justos, sino a los pecadores, de los cuales yo soy el primero?

No debes repetir las palabras que te susurra el maligno, porque conozco, no a partir de mis lecturas, sino por experiencia, la dureza de la guerra espiritual. Por amor a lo creado por Dios y por amor a Él no puedo pecar, arrebatando lo que le pertenece al Único Dios. El demonio conspira contra mí, afanándose en apartar a Dios de mi amor».

(Traducido de: Arhimandritul Ioan KrestiankinPovățuiri pe drumul crucii, Editura de Suflet, București, 2013, pp. 34-35)