Palabras de espiritualidad

El divorcio y la relación padres-hijos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Los niños parecen débiles, pero, gracias a su amor, son capaces de mantener unida a la familia.

El divorcio no priva a los esposos de sus derechos paternos. Desde un punto de vista espiritual, ninguna ley puede prohibir tal cosa. Depende de los esposos, entonces, la forma en que desarollen su relación después del divorcio. En todo caso, el padre no dejará de cuidar a sus hijos, aunque se decida que vivan con la mamá. Y ésta continuará criándolos y educándolos. De igual forma, es inmoral prohibirle al padre o a la madre visitar a sus hijos. No podemos excluir de nuestro corazón a quienes amamos.

El divorcio es una prueba también para los hijos. Luego, es su deber comportarse con suficiente pundonor y no juzgar a sus padres. Sólo Dios es el Juez de todos. Un ejemplo de ello lo encontramos en el Génesis. Aquel hijo se llamaba Cam. No sólo juzgó a su padre, sino que hasta se atrevió a reír de él, viéndolo desnudo. Se dice que su mismo nombre tiene un significado particular... No debemos ser groseros con nuestros propios padres. Es mejor ser humildes, orar por ellos y amarlos siempre, pase lo que pase, porque fue Dios quien nos los dio.

Los niños parecen débiles, pero, gracias a su amor, son capaces de mantener unida a la familia. Cuando el niño sujeta a su padre con una mano y a su madre con la otra, hay que tener un corazón de piedra como para seguir adelante con la decisión de divorciarse. No obstante, a veces sucede que son los mismos hijos los que favorecen la desintegración de la familia, cuando suman su insolencia a los problemas ya existentes en el hogar.

(Traducido de: Părintele Evgheni Șestun, Familia ortodoxă, Editura Sophia, pp. 56-57)